miércoles, 16 de junio de 2010

Cap. I: "¿Ser algo más que amigos?"

¡Vaya mierda! Acabo de darme cuenta de que me convertiría en una mierda por él. Sería capaz de convertirme en su objeto sexual, sería capaz de ser su "amiga especial", sí, sería capaz de ser esa amiga a la que se folla sólo por tener algo con él...
Es triste, muy triste, ni siquiera se lo he planteado y me siento tan sucia y vacía por dentro como si hubiese pasado algo de eso…
Estoy sentada en el escritorio con el pie cruzado y estoy… ¡joder! Estoy bebiendo… Sí, bebiendo. Estoy removiendo el vaso, haciendo girar en círculos el cubito de hielo y, mientras tanto, miro a través del vaso. ¡Qué estupidez! ¿Pero qué coño he hecho con mi vida? Esta no soy yo, qué hice conmigo…
La bebida está riquísima. Es un Mozart: una bebida alcohólica de chocolate con canela, servida con hielo en una copa como en las que también se bebe un Baileys. Ummm… canela y alcohol, afrodisíaco más subidón… ¡Oh, dios mío! Si estuviera en este momento aquí… ¡me hubiese abalanzado sobre él! Algo dentro de mi acaba de decir: “grrr, ¡gatita mala!”. ¡Puñeteros instintos animales de mi otro ser! Están aflorando y dejándome fuera de combate. Cada vez soy más ella y menos yo, y siento como la herida que me hizo se pudre y la de ella cicatriza… ¡Mierda, ya está aquí! Cambiaré de un momento a otro… Mientras se efectúa la batalla, correteo de un lado a otro de mi habitación.
Tengo miedo… Miedo a que cometa una locura y acabemos ambas mal, miedo a que se le ocurra contactar con él y se lo proponga, miedo a que él acepte, miedo a convertirme en su juguete… No quiero ser su juguetito sexual… Mentira… Sí que quiero, pero lucho en contra de mis deseos , digo “no” a mis impulsos; pero, aún así, sé que no me escucho, me hago la sorda… simplemente no quiero oír lo que sé que no me convendría hacer. Aunque no quiero ser su puta. ¿Qué es eso? ¿Un polvo y ahora seguimos tan amigos? No, no quiero, yo quiero algo más que eso…
Bebo un trago, mejor dicho, bebo todo el contenido del vaso de un solo trago, porque… ¡mierda! Quiero, sí que quiero. Daría lo que fuera por un par de minutos de placer junto a él, con él: que me hiciese subir hasta el cielo, tocar las estrellas, mirar con desprecio las nubes y luego descender con delicadeza hasta mi cama y verle ahí: justo encima de mí… terminando… Pero luego te das cuenta de que en el cuarto se siente el frío, que sus besos no trasmiten sentimientos de amor, no oyes ni siquiera un mísero “te quiero”, sientes que no te ama, que tan solo se desahoga contigo…
Observas que sale de tu cama para vestirse y, mientras se sube el pantalón, te dice: “¿sabes por qué lo nuestro funciona y por qué te quiero?”, a lo que tú respondes con un hálito de esperanza y viendo como se pone la camisa: “no, ¿por qué?” y te diga con una linda sonrisa: “porque eres mi amiga, sólo mi amiga. Me voy, ya nos veremos.”; y te deja sola, triste, vacía, llorando desnuda al borde de tu cama, sintiéndote sucia, ultrajada, usada, despreciada… Te levantas, te vistes y vas a la cocina. Necesitas olvidar… ¿dónde coño estará el coñac? Lo gastaste en su última visita: también terminaste sintiéndote mal…
Te gustó, lo disfrutaste como nunca, te encanta sentirlo dentro de ti… Te gustaron sus insípidos besos, la forma en que apretaba entre sus manos tus senos, sentir su aliento entrecortado en tu cuello… Ahora te toca a ti encima. Te toma por la cintura y te ayuda a subir y a bajar… En esta última se puso a mil: sientes como se retuerce de placer, vez la lujuria en su cara, sabes que se está corriendo… pero no es por ti: lleva rato con los ojos cerrados, está pensando en otra… Por eso estás bebiendo ahora, por eso bebiste la otra vez. No puedes soportar que no te ame, que te vea como poco más que una amiga, que aunque disfrute contigo, no lo hace porque seas tú quien le está llenando al cien por cien, sino aquélla otra que ni siquiera se fija en él… Piensas en plantearle tener una relación más seria, pero te imaginas que no lo aceptaría y le tendrías que decir adiós a los minutos de gloria junto a él y a su amistad…
Ahora soy yo la que bebe mientras pienso en que podría pasar todo eso. Bebo porque, pese a que por un lado quiero llegar a ser su amiga especial y, de esta forma, ser algo más para él; por el otro no quiero llegar a tener ese tipo de relación, pues eso no sería bueno para mí: estaría todo el rato sufriendo. Sería verle entre nuestro grupo de amigos y tratarnos como sólo amigos delante de ellos y luego, a sus espaldas, tener una especie de relación; y eso sería muy duro, les estaríamos mintiendo, y en el caso de que lo supieran, sería horrible, porque sabrían que estamos jugando con fuego, y que él juega conmigo…
Tengo miedo. Correteo por la habitación. Ambas luchan. Una cayó al suelo. ¿Cuál es la que ganó? ¿Caeré en la perdición?

Continuará…
Safe Creative #1006296697190

2 comentarios: