viernes, 25 de junio de 2010

Cap. IV: “¿Quién es esa?”

¿Quién es esta que viene buscando a Darío y pidiendo explicaciones? ¿Amy ha dicho? Creo que una vez, hace ya unos años, me había hablado de ella, pero no estoy muy segura, así que mejor preguntarle:

- Darío, ¿quién es ésta y por qué tienes que darle explicaciones? –pregunté al más puro y duro estilo “novia celosa”, pero al mismo tiempo tranquila, con un tono casi agradable, pero con mirada asesina: en buen momento fue a aparecer…
- Sally, ésta es Amy –dijo dirigiéndose a mí y luego se dirigió a ella intentando contestarle a ella también–: Amy…
- ¡No! De “Amy” nada. ¿Qué es esto? ¿A ella le respondes y a mí me dejas esperando? Hijo de… –dijo rompiendo a llorar– ¡Qué somos novios, joder!
- ¡¿Novios?! – solté yo sorprendida.
- Amy, éramos novios hace tres años ¿te acuerdas? –Amy asintió y Darío prosiguió– ¿y te acuerdas que te fuiste sin avisar?, ¿y de que me pusiste los cuernos con mi hermano Fabián?; y ahora vienes pidiéndome explicaciones por lo que acabas de ver… ¡Yo también puedo rehacer mi vida al lado de otra persona! ¿Sabes?
- Sí, me imagino… pero yo aún te quiero y sabes que estaba borracha cuando pasó lo de Fabián… –dijo intentando excusarse.
- ¿No me digas? Yo también te quiero… pero lejos de mí y de mi vida –dijo dirigiéndose a ella, luego se dirigió a mí–: A ver, cuando te tomas un cubata, solo uno, ¿no tienes plena consciencia de tus actos como para saber mínimamente con quién te estás enrollando y metiendo en una cama?
- Creo que sí, es más, me atrevería a decir que hasta con tres, bien cargaditos de alcohol, aún tienes la suficiente consciencia como para saber eso… –respondí yo.
-Darío, no le escuches, solo quiere interponerse entre nosotros dos, poner distancia…
- Tienes razón –le dijo–. Sally no le escuches, solo quiere interponerse entre nosotros –dijo provocándome una gran satisfacción–. Ahora lárgate de aquí Amy. No quiero volver a saber nada de ti.
La chica se marchó llorando, dejándonos a Darío y a mí solos en la habitación. Me levanté y cerré la puerta, ya que la chica la había dejado abierta; y luego me senté en la cama junto a Darío, que estaba sentado llorando en el borde de la cama:
- ¿Te encuentras bien? –le dije, una pregunta algo obvia y estúpida.
- No… Lo siento Sally, no era mi intención que pasase esto… Esa es mi ex: Amy. Se enrollo con mi hermano cuando aún era mi novia, luego convenció a sus padres para que adelantasen la mudanza y se desapareció de mi vida, en parte, porque llamaba todos los días para hablar con Fabián. Hace un mes, se mudó de nuevo para estar cerca y, en lugar de venir en busca de él, ha venido a buscarme a mí…
- ¿Aún le amas? – le pregunté con preocupación.
- No, pero me duele su presencia y recordar lo que me hizo… Ahora sólo es un cero a mi izquierda. Quiero que te vayas, no quiero que me veas así…
Me levanté, le di un abrazo, le besé la frente, cogí mi ropa y mi bolso, y salí de su cuarto. Obviamente necesitaba estar solo…

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5 comentarios:

  1. wow me encanta lo que has escrito!
    esta genial, jaja muy interesantes me encanta la historia!
    espero que publiques pronto los próximos capítulos
    besitos

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  2. Muchas gracias. Intentaré publicarlos cuanto antes =)

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  3. Me sigue pareciendo genial, pero aquí echo en falta al hermano. No hace falta que sea en presencia, pero sí podías explicar dónde está o algo.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Aparecerá en una segunda parte k tengo pensada escribir =)

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