jueves, 1 de julio de 2010

Cap. VII: “Llegó el ansiado momento”


Ahora era yo la que quería ir despacio, hacer algo más serio, como si se congelase el tiempo, como si tuviésemos una auténtica relación amorosa. Daba igual que aún no pudiese confiar plenamente en mí y que tampoco me amase, con el tiempo seguro que podía lograrlo.
Me acerqué con delicadeza hacia él y, esta vez, me puse yo encima; le acaricié la espalda y le besé suavemente, con dulzura, como si en ello me fuese la vida; y luego le dije:
- Yo también te quiero muchísimo, tal vez demasiado: te amo. –se lo dije muy bajito al oído, como un susurro. Él se apartó.
- Yo no quiero que me ames –me dijo mientras una lágrima resbalaba por su mejilla derecha–. No quiero que sientas por mí algo que yo no te pueda corresponder…
- Ahora no, pero con el tiempo aprenderás a confiar en mí y puede que incluso te enamores. Haré todo lo posible y pondré todo de mi parte para que así sea.
- No entiendes… –dijo sonriendo ligeramente.
- ¿Qué tengo que entender?
- Verás, te mentí. Aún amo a Amy…
- Tranquilo, necesitas tiempo. Yo te ayudaré, ante todo soy tu amiga y te apoyaré en lo que haga falta.
- Más tiempo… ¡Je! Me deprimes…
- No lo hago Dejemos este tema de conversación. ¿Por dónde íbamos? – le sonreí con picardía y él también sonrió.
- Pues justo en el momento en el que yo deslizo suavemente mis manos desde tus rodillas hasta tu cintura; y tú, mientras tanto, subes desde mi abdomen hasta mis hombros…
- Y entonces –le interrumpí–, es cuando paso una mano por detrás, por tu cuello, mientras la otra se pierde en tu pelo. Ahora viene el beso…

Le besé delicadamente y él respondió fieramente: me mordió el labio inferior y tiró hacia él con fuerza. Gemí: eso me ponía como una moto y acababa de descubrirlo. Arqueé el cuerpo hacia atrás y bajé un poco, entonces sentí como él también estaba a mil… Me levantó y luego me bajó con sumo cuidado. ¡Oh, sí! Estaba entrando dentro de mí… Él prosiguió con el sube-baja cada vez más rápido: me retorcía de placer… Se notaba que él tenía experiencia. Me puse el dedo en la boca y me mordí, entonces me volvió a bajar, esta vez con más fuerza, mucha. Di un grito ahogado y miré su cara: tenía la boca abierta y los dientes apretados, se notaba que le estaba resultando placentero. Me fijé en su frente, y vi como una gota de sudor descendió por el lado izquierdo de su cara…
Proseguimos hasta que estuvimos demasiado agotados para continuar… En ese momento, nos tumbamos el uno junto al otro, en el sofá. Me pasó la mano por encima del hombro, se giró hacia mí para poder mirarme y sonrió. Aún tenía la respiración entrecortada. Le sonreí y le dije:
- Me ha encantado. No me explico cómo esto no pudo pasar antes…
- Contratiempos –me dijo con una sonrisa.
- Sí, contratiempos…
- Te tienes que ir, mis padres llegará de un momento a otro y nos les dije que estarías. A ver si mañana me mudo de una vez al piso…
- Está bien… ¿Nos vemos mañana?
- No me lo pienso perder.

Me vestí, nos despedimos y me fui. ¡Ay! ¿Qué era eso que sentía entre las piernas, en los muslos? ¿Agujetas? ¡Increíble! Mañana tenía que contárselo a Darío, seguro que se va a reír.

Safe Creative #1007016712834

5 comentarios:

  1. Como no, necesita tener vidilla y lo erótico mueve al público español xD

    ResponderEliminar
  2. Me gusta el erotismo. Pero tengo algunas preguntas: Ella tiene 16, ¿pero él? Porque si se va a mudar... y otra, ¿esta vez no les ha preocupado la "precaución"? Jejeje. Me queda un capitulo!!

    ResponderEliminar
  3. Darío tiene, al igual que Kill, 18 años para 19; y se van a mudar para estar más cerca de la universidad.

    ResponderEliminar
  4. Pues se me paso por alto... jejeje xD Pensemos que sí usaron...

    ResponderEliminar