sábado, 31 de julio de 2010

Cap. XIII: “La despedida”

Me fui a mi cuarto e hice las maletas. Darío se marchó del piso según me metí en la habitación. Recogí todo lo que era mío, nada que fuese de los dos, excepto unas cosillas que dejé bajo el colchón; y luego me fui a la tienda de la esquina. Allí compré un llavero con una tabla de surf. Subí de nuevo al piso y miré el reloj: las doce y media. Tenía que estar en una hora en la cafetería de siempre para almorzar con Kill y despedirme: me desaparecería durante unas semanas, quizás meses, aún no lo sabía… Había mucho que explicarle, y necesitaba saber qué decirle y cómo. Necesito un café…
Llegué a la cafetería a la una porque, al ir a pie cargando con tres maletas hasta allí, se tardaba bastante… Pedí un café que tardó diez minutos en llegar a mi mesa. Estaba frío, además de amargo: casi no me lo bebo, pero necesitaba aunar fuerzas para afrontar con el debido valor lo que tenía que decirle.

Llegó a las y media: ¡siempre tan puntual! Puso cara de preocupación al ver las maletas y se apuró a sentarse a mi lado:
- ¿Qué pasó? ¿Te vas? ¡No lo hagas! ¿No tendrá esto que ver con cómo estaba esta mañana tu ojo, verdad? – asentí–. Claro, por eso llevas gafas oscuras en este momento… ¡Lo mato, te juro que lo mato!
- Si fuera solo por lo del ojo… –le dije comenzando a llorar–. Me ha pegado, maltratado, despreciado, ultrajado, violado… y… no solo a mí: también a Amy. Luego se intentó disculpar…. Pero esto se acabó: me voy del piso y no me volverás a ver en un tiempo… Supongo que le denunciaré, Amy que lo haga también.
- ¡¿Qué?! ¿Desde cuándo ocurre esto?
- Desde mediados de febrero...
- Y estamos en mayo… ¡Lo mato! Esta “hazaña” no la va a contar. ¿Cómo se atreve? A mi hermana y a ti… Esto no se volverá a repetir… Te lo prometo.
- Vale, pero ¿podemos cambiar de tema, por favor? –dije limpiando mi cara con una toallita–. Vine para pasar un buen rato contigo, como todos los días. Sé que después tocaría ir a la playa a hacer surf, pero mejor lo dejamos para otra ocasión. Quizás por agosto estaría bien, te prometo que seguiré en contacto contigo.
- Por favor, no lo hagas, no te alejes –dijo tomándome de las manos y con voz temblorosa–. Sé que no es ni el lugar apropiado ni el momento adecuado… y además me imagino que después de esto que te ha pasado no serías capaz de mantener una relación… También dudo que aunque no fuera así me fueses a dar un sí. Aún así, te lo diré y te pediré que lo pienses con detenimiento. Sally, yo… te amo y… me gustaría tener una relación contigo o, por lo menos, que me dieses una oportunidad para poder intentarlo…
- Yo… esto… umm… Kill… Lo siento… Tú mismo lo has dicho: ahora no puedo mantener una relación con nadie, ni siquiera darte un sí… pero tampoco un no… Quizás más adelante, no sé… Necesito tiempo, mucho tiempo.
- Te prometo que va a pagar por lo que hizo…
- Lo sé: la policía se hará cargo de él…
- La policía… ¡Je! Sally, es un chico de dinero, a parte de un niño mimado… Si entra en la cárcel, sus padres le sacarán y limpiarán su nombre y sus apellidos… Ése no es el mejor método…
- Pero es el método legal: el más seguro y fiable.
- Fiable, no; seguro, depende; y legal… legal sí que es. Tranquila todo se solucionará…
- Ya… Cambiando de tema, te he traído algo para que me tengas siempre presente aunque no esté –le di el regalito que había sacado del bolso.
- ¿Para mí? –asentí y él lo cogió y empezó a quitar el envoltorio–. ¡Gracias!
- Espero que te guste…
- ¿Viniendo de ti? Seguro –dijo con una sonrisa. Sacó el llavero y su mirada de ilusión, mezclada con preocupación, se tornó de inmensa alegría–. ¡Oh, vaya! Siempre quise uno…

Se levantó de la silla, se acercó a mí y me abrazó. Me miró a los ojos y sonrió. Me besó en la frente y, luego, me dijo:
- Quiero que me prometas algo.
- ¿El qué?
- Que si cometo alguna locura, me perdonarás.
- No te prometo nada, pero lo intentaría…

Me despedí, cogí las maletas y comencé a caminar rumbo a la parada de guagua más cercana. De repente, echó a correr detrás de mí y me gritó que esperase. Al llegar a mi lado, me tomó con delicadeza la cara y me besó, luego sonrió, me dijo adiós y se quedó allí parado viendo como yo, sin decir absolutamente nada, me giraba y continuaba mi camino.

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2 comentarios:

  1. OHHHHHHHH. Me encanta la escena del tipo corriendo y la indiferencia de la chica.

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  2. Está destrozada y no le ama... ¿Qué esperabas que hiciese?

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